domingo, 24 de octubre de 2010

Nocturno a Rosario


Yo solo necesito decirte que te quiero, decirte que te amo con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,que es mucho lo que lloro,que ya no puedo tanto al grito que te imploro,te imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión.

Yo quiero que tu sepas que ya hace muchos enfermo y pálido de tanto no dormir;que ya se han muerto todas las esperanzas mías,que están mis noches negras,tan negras y sombrías,que ya no sé ni dónde se alzaba el porvenir.

De noche, cuando pongo mis sienes en la almohada y hacia otro mundo quiero mi espíritu volver,camino mucho, mucho,y al fin de la jornadalas formas de mi madre se pierden en la nada y tú de nuevo vuelves en mi alma a aparecer.

Comprendo que tus besos jamás han de ser míos,comprendo que en tus ojos no me he de ver jamás,y te amo y en mis locos y ardientes desvaríos bendigo tus desdenes,adoro tus desvíos,y en vez de amarte menos te quiero mucho más.


A veces pienso en darte mi eterna despedida,borrarte en mis recuerdos y hundirte en mi pasión mas si es en vano todo y el alma no te olvida,
¿Qué quieres tú que yo haga,pedazo de mi vida?
¿Qué quieres tu que yo hagacon este corazón?

Y luego que ya estaba concluído tu santuario, tu lámpara encendida, tu velo en el altar;
el sol de la mañanadetrás del campanario,chispeando las antorchas, humeando el incensario,
y abierta alla a lo lejos la puerta del hogar...


¡Qué hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo,los dos unidos siempre y amándonos los dos;
tú siempre enamorada, yo siempre satisfecho,los dos una sola alma,los dos un solo pecho,y en medio de nosotros mi madre como un Dios!

¡Figúrate qué hermosas las horas de esa vida!
¡Qué dulce y bello el viajepor una tierra así!
yo soñaba en eso,mi santa prometida;
al delirar en ellocon alma estremecida,
pensaba yo en ser buenopor tí, no mas por ti.


¡Bien sabe Dios que ese era mi mas hermoso sueño,mi afán y mi esperanza,mi dicha y mi placer;bien sabe Dios que en nada cifraba yo mi empeño,sino en amarte mucho bajo el hogar risueño que me envolvió en sus besos cuando me vio nacer!

Esa era mi esperanza...mas ya que a sus
opone el hondo abismo que existe entre los dos,
¡Adiós por la vez última, amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,la esencia de mis flores;
mi lira de poeta,mi juventud, adiós!

Por Manuel Acuña

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